En el mercado existen infinidad de soluciones termográficas para detectar uno de los principales síntomas del virus COVID 19, la temperatura elevada, y marcas como FLIR, pone a su disposición un amplio abanico de instrumentación termográfica específica para este propósito. Para ello es necesario conocer nuestras necesidades de medición. Las cámaras térmicas FLIR se han utilizado en espacios públicos, como aeropuertos, terminales de trenes, empresas, fábricas y eventos multitudinarios como una herramienta eficaz para medir la temperatura. Repasemos las claves para realizar una toma de decisiones informada sobre qué instrumento elegir atendiendo a nuestras necesidades de seguridad.
Distancia: Entre 10 cm y 30 cm
Distancia: entre 1.5 y 3 metros
Información: Solo numérica
Información: Imagen real y termográfica
Análisis: 12 personas por minuto
Almacenamiento: Ninguno
Almacenamiento: Capturas de imagen real, térmica, historial térmico exportación de informes
Como elemento fundamental está la diferenciación en precio, mientras el coste de los termómetros oscila entre los 200 hasta los 300 euros, una cámara termográfica requiere de una mayor inversión situándose en un coste mínimo de unos 900 euros. La opción de cámara termográfica para COVID recomendada por el fabricante con sistema de detección automática puede encontrarse en torno a los a los 5000 euros.
Ambos detectan la temperatura a distancia, sin embargo, su utilización dependerá en gran media del uso y la orientación que demande nuestra seguridad. Si bien los termómetros manuales mantienen la precisión entre 5 a 15 centímetros de distancia por lo que su uso conlleva más riesgo por la proximidad entre el usuario y la persona analizada, sin embargo, las cámaras térmicas realizan el mismo análisis con mayor distancia, manteniendo la seguridad del operario y del posible contagiado y la precisión, que se sitúa entre 1,5 y 3 metros.
Debe de tener en cuenta la celeridad en el tráfico peatonal. Así en punto de control con mucha afluencia, o en una entidad pública, el tiempo de diagnóstico es importante para acelerar el proceso. Las cámaras termográficas disponen de software específico FLIR Screen-EST capaz de detectar las anomalías de temperatura en cuestión de segundos, además, de automatismos que realizan el proceso de medida de temperatura de forma rápida. Seleccionando zonas específicas y afinando las zonas del rostro más sensibles, sin embargo, los termómetros infrarrojos no realizan esta función de manera automática obligando al operador a tomar la temperatura de manualmente en las zonas requeridas.
La combinación de cámara termográfica y software integra una solución diseñada específicamente para la detección de fiebre. La inclusión de Screenig ,detecta las variaciones de temperatura del rostro humano. Y las aplicaciones de escritorio sencillas e intuitivas de usar, facilitan el diagnóstico con seguridad y sencillez. Sin embargo el termómetro infrarrojo solo dispone de la medición de temperatura obviando el diagnóstico completo. Las cámaras termográficas pueden analizar zonas concretas, estudiando al milímetro las variaciones de temperatura en zonas con diferenciación termal. Evite el uso manual, una cámara termográfica y un trípode con cualquier monitor evita que tenga que manipular cualquier elemento de medición.
Las cámaras termográficas disponen de unas alarmas automatizadas que tienen en cuenta la temperatura ambiental para calcular la anomalía en el rostro del diagnosticado. Estas alarmas, visuales y sonoras consiguen alertar al operario en cuanto la medición sobrepasa la requerida. Los termómetros de infrarrojos no tienen en cuenta la temperatura ambiental y no disponen de alertas automáticas por lo que el análisis es subjetivo y pierde precisión.
Los termómetros digitales carecen de memoria interna, por lo que no pueden realizar un histórico de los análisis, sin embargo, las cámaras termográficas y su software disponen de almacenamiento interno y pueden hacer el seguimiento de las variaciones de temperatura por paciente analizado. Capturan la imagen real y termográfica del usuario ofreciendo un historial de la toma de temperatura y una identificación visual inequívoca de todos y cada uno de los usuarios analizados.
Las cámaras termográficas ofrecen, en su conjunto, más seguridad, informes más completos y una solución versátil para la medición de temperatura. Además su uso puede derivarse en múltiples usos con lo que la inversión es rentable para diferentes aplicaciones, en conclusión: